lunes, 10 de diciembre de 2012

Taller de análisis del suelo en La Plaza

Os dejamos el artículo que han publicado en la Red de Huertos sobre el taller de análisis de suelo que tuvo lugar en La Plaza.
Lo dejamos integro aunque os recomendamos que lo veáis en su página.
¿Cómo te ves? ¿Sencilla o sofisticada? ¿Eres de los que combinas los calcetines hasta con el color del cuello de la camisa o sólo miras que no tengan agujeros? ¿Ginebra con pepino y virutas de canela o mini de calimocho?
Quizás Julia, de la Cooperativa Germinando, esperaba encontrar estos dos perfiles en el taller de análisis de suelo que impartió en Ésta es una plaza al grupo que se encarga de trabajar y cuidar el huerto.
Yo, que me infiltré en este taller, he de decir que reconocí los dos perfiles. Mirando a la cara de mis compañeros me preguntaba: ¿Cómo analizar la textura del suelo si no quieres mancharte las manos? ¿Y cómo interesarte en el porcentaje de arcillas estructuradas de un suelo si tu vida es un caos?
Julia tenía la solución: Dar cera, pulir cera. Traducido en términos edáficos: El método Ameba y el Complejo arcillo-húmico.
El taller consistía en evaluar el estado del suelo de  los bancales a partir de algunas de sus características físico-químicas. Lo haríamos de dos formas. Una sencilla, simple, como la ameba. La otra más sofisticada, sacando al calcio de su confortable estancia en la planta VIP del complejo arcillo húmico.
Empezamos aplicando el método ameba. Es el que utilizan en muchas partes de Latinoamérica los campesinos que, o bien no tienen medios, o bien su formación cultural es escasa (no era mi caso, mi formación es muy escasa). Observan el estado del suelo y comparan su evolución de un año a otro.
Consiste en 10 pruebas que se evalúan de 1 a 10. El resultado numérico se traslada a un gráfico, apareciendo al final del proceso un polígono irregular con la forma del citado parásito.
En esta foto aparece Julia mostrando el gráfico a los alumnos más madrugadores.
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Uno de los test de este método que causó más recelo entre los Dandys de los bancales fue el de los carbonatos. No sólo había que introducir la mano en el bancal para coger una porción de tierra, sino que una vez acomodado en la palma de la mano se humectaba con agua oxigenada, inutilizándola para acciones como el retoque de peinado o el envío de sms.
Al final todos realizaron la prueba y aprendieron que el burbujeo apreciado se debía a la liberación de C02 , lo que implicaba presencia de carbonato cálcico, y a su vez la del enigmático complejo arcillo-húmico (adelantamos que el calcio se retiene en las arcillas).
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Si tuvieseis mirada de superhéroe veríais el resultado final del test sobre uno de los bancales que aparece en la siguiente foto. Os decimos que la nota final fue 6. Necesita mejorar añadiendo más compost, lo que potenciaría la asociación con las arcillas, la actividad biológica y la textura, bastante arenosa.
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Terminado el método ameba procedimos a un análisis rápido del mismo suelo siguiendo 9 pasos propuestos por Marisol Garrido, presidenta de la asociación biodinámica del suelo. Hicimos los más simples. El primero fue el test de textura. Tierra y agua mezcladas. Agitar y esperar a que la gravedad juegue su papel. Las arenas y limos caerían por su propio peso, las arcillas más ligeras quedarían arriba. ¿Las veis? Ya os dije que era muy arenoso (el dedo señala la finísima capa de arcilla).
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Tras pasar por el test del ph (con tira de papel) procedimos a buscar a la estrella del taller, el complejo arcillo húmico. Aquí los Dandys pasaron a primera línea de bancal.
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Las arenas y los limos casi nunca dan su opinión, no se mojan, son neutros. Pero la arcilla y la materia orgánica son más eléctricas, con carga negativa, por lo que forman un complejo asociándose con el calcio, un metal muy positivo, siempre dispuesto a intercambiarse con otros cationes del suelo para que la raíz pruebe de todo un poco.
El calcio junto con la arcillas y el humus forman un complejo que mejora la estructura del suelo. Son como una despensa donde se retiene agua, nutrientes y materia orgánica. Si esto ocurre, las arcillas estarán bien estructuradas.
¿Y cómo percatarse de la presencia de estas arcillas, tan diminutas ellas? Siguiendo el paso 8 del test que os adjuntamos al final del post. Introduciendo un catión desestabilizador, ventajista; el pérfido sodio que sacará al calcio de su cálido hogar y desestructurará las arcillas.
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Observad la cara de felicidad de Diana comprobando el desahucio del calcio al añadir jabón de lavavajillas, manifestándose en la turbidez del frasco, fruto de la ruptura de las arcillas.
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Yo después de esto me fui a casa. Empezaba a chispear y vivo en una casa de adobe.
Os adjuntamos los archivos con los dos métodos para que los probéis en vuestros huertos.