Pepe y alguna plazera más estuvieron revisando y afianzando la cerca que protege el Jardín Salvaje. Sin aspavientos, con discreción.
Pero merece reconocimiento.
Y necesita madera flexible, adecuada para esas formas sinuosas...
Así que invoco a San Diogenes y Santa Recogida de Nuestras Calles.
Y a las plazeras de bien y de regular. Y a las de mal, por supuesto. Aquí caben todos y todos.