viernes, 14 de octubre de 2022

Esta es una Plaza: un proyecto de éxito para hacer la ciudad moderna más amable

 

Esta es una Plaza: un proyecto de éxito para hacer la ciudad moderna más amable

Un espacio, un proyecto, una comunidad, un acontecimiento diario…Ninguna cosa sin la otra

‘Un domingo cualquiera’ en Esta es una Plaza (video realizado por Gonzalo Cort — New Folder)

EL PROBLEMA DE LA CIUDAD MODERNA

Las ciudades contemporáneas ofrecen grandes posibilidades y retos de desarrollo personal y social, pero al mismo tiempo, conforme su extensión y la densidad de su población aumentan, se presentan tanto más inabarcables e incomprensibles, y en ocasiones incapaces de ofrecer una vida y una convivencia amable para la ciudadanía. Sea como unidad económica, como unidad política, como unidad demográfica, como unidad cultural, como unidad social, lo que caracteriza la ciudad contemporánea es la enorme complejidad, la necesidad de una continua negociación social capaz de conciliar intereses dispares, tanto públicos como privados.

Dentro de los principios de las sociedades democráticas, el bien común prevalece frente a los intereses de índole privado, y, de acuerdo a la legislación internacional, las administraciones públicas, en sus diferentes ámbitos se encuentran comprometidas con la defensa de ese bien común por encima de los intereses ideológicos o financieros. Es responsabilidad de los poderes públicos la defensa y la protección del espacio y del patrimonio público, tanto natural como cultural, material o inmaterial.

La concentración demográfica en grandes ciudades supone además una importante concentración de talento y creatividad que contribuye inequívocamente a la prosperidad y la felicidad, haciendo ciertas ciudades especialmente atractivas. Algunos de los factores que convierten ciertas ciudades del mundo en ciudades creativas, inteligentes, vibrantes, ecuánimes y habitables son:

  • La existencia de espacios y tiempos que propicien una existencia barrial viva, que facilite las relaciones e interacciones interpersonales, interprofesionales, interculturales.
  • Un espacio cívico habitable y bello, que integre parques, jardines, paseos, idorfselugares de reunión, huertos urbanos y, en general, que favorezcan una buena calidad de vida y un aprovechamiento de la climatología;
  • La coexistencia y convivencia de formas de diversidad, tanto cultural como biográfica, así como la existencia de espacios y medios que favorezcan la vida cotidiana de personas de todas las edades y condiciones — acceso a la vivienda, eliminación de barreras arquitectónicas, vías peatonales y cicloturísticas, densidad de tráfico, etc. —

Estos factores explican la proliferación en todas las grandes ciudades del mundo, de espacios e iniciativas ciudadanas ajenas a intereses mercantiles y promovidas por grupos cívicos, asociaciones y organizaciones, que hacen realidad el sueño de comunidades activas de aprendizaje recíproco y espacios autogestionados. Todos ellos brindan un ejemplo vivo de administración popular dirigida al bien de la comunidad. Todos ellos muestran los beneficios personales y sociales que provienen del ofrecimiento desinteresado de muchas personas para el surgimiento, el establecimiento y el crecimiento de estos espacios, tanto más valiosos cuanto puedan servir para educar a una nueva generación de ciudadanos más responsables, sabios, cívicos y creativos.

EL ORIGEN DEL PROYECTO

Esta es una Plaza surge como proyecto a finales del año 2008 gracias a la voluntad de un grupo de personas, muchas del vecindario inmediato, interesadas en dar uso al solar de 1800 m2 –sin uso durante más de treinta años– que se ubica en la calle Doctor Fourquet, 24, y delimitado por un muro.

Fue a raíz del taller Intervenciones en espacios vacíos de la ciudad, organizado por el colectivo Urbanacción en colaboración con La Casa Encendida y coordinado por Esterni de Milán, que el proyecto cobró impulso. La acción concreta llevada a cabo durante dicho taller consistió en proponer la transformación del solar en un espacio verde de ocio alternativo y disfrute colectivo. Una propuesta que daba respuesta a las necesidades del barrio detectadas en un estudio realizado en aquel momento para la ocasión entre los residentes de Lavapiés.

De aquella acción puntual nace un proyecto de mayor envergadura con la voluntad de experimentar y trabajar en torno a lo que sería un proceso de autogestión y participación ciudadana en la línea de iniciativas similares que durante las últimas décadas han florecido de forma similar en diferentes ciudades del mundo. Citamos aquí las más relevantes: La Main Verte en París, o Community garden de Nueva York o PAC-gardens de Berlín.

Dibujo extraído de ‘Genealogías de microdispositivos urbanos’ de Isa Guitérrez y Candela Morado

UNA FORMA DE HACER Y DECIDIR BASADA EN EL BIEN COMÚN

El reto de trabajar de forma coordinada y voluntaria para la consolidación de un espacio público colaborativo y abierto a toda la ciudad, es hoy en día una realidad que ya dura 13 años.

Las metodologías de desarrollo del proyecto están basadas en:

  • Desarrollar la creatividad, sin miedo a probar, equivocarse, aprender y mejorar.
  • Solucionar problemas que van surgiendo, analizando y empatizando, para luego idear, experimentar y evaluar la solución.

El nivel de éxito: nuestra longevidad.

La forma de organizarse del colectivo se logró consolidar creando un ideario y estudiando la forma de llevarlo a cabo de forma coherente.

Estructuración de La Plaza

Ser un proyecto participativo completamente abierto y autogestionado horizontalmente (sin jerarquías), se consiguió estableciendo normas de democracia directa, donde las decisiones las toma la Asamblea.

Cualquier persona puede participar en la Plaza y todas las voces son bienvenidas: tanto la persona que está altamente implicada como el observador que está de paso. Lo más valorado es que nos hagan mejorar. Y las decisiones son acertadas solo cuando se consigue la ausencia de disenso.Este es el secreto de la paz que se respira y lo que nos permite funcionar en la unión, aunque compuesta por personas muy diversas ; )

Además de decidir, la Asamblea es el espacio de co-creación principal del proyecto, donde es frecuente usar dinámicas muy parecidas al design sprint, muchas veces en reuniones más específicas, que celebran dentro de los grupos de trabajo o en sesiones temáticas.

Puede sonar a utopía, pero en un proyecto donde hay tantas cosas por hacer, y sin afán de productividad específica, se opta siempre por llevar a cabo solo las acciones que generan un impacto positivo. Este modus-operandis nos ha facilitado enormemente la existencia y nos ha emancipado de muchos conflictos artificiales y dañinos… Debatir de forma regular (cada mes, más o menos) y con mucha participación (un promedio de veinte personas por asamblea, nunca realmente las mismas), nos ha permitido alcanzar la sabiduría para esta construcción poliédrica basada en el bien común. Al final, nosotros mismos nos consideramos utopía hecha realidad.

Por otro lado, la Asamblea es un espacio abierto para obtener todos los feedback sobre nuestra actividad y nos va marcando las necesidades a atender. Otros canales abiertos a las observaciones, quejas y propuestas son el email general, el email interno, varios grupos de whatsApp, el blog, Facebook, Twitter y estamos abriendo un Instagram nuevo justo en estos días de cara a crear un nuevo relato de la Plaza en primera persona: vídeos de usuarios expresando por qué acuden al espacio. Repito que todas las voces son importantes en nuestro proyecto y nuestra capacidad de escucha y procesamiento es lo que muchas veces marca nuestro caminar. El objetivo final es en gran parte la satisfacción general.

Auto-definiciones de Esta es una Plaza recogidas para la asamblea anual donde se revisa el ideario

LOS RECURSOS DE ESTA ES UNA PLAZA

El enfoque económico que desde el principio le dimos a Esta es una Plaza ha sido el compromiso de evitar cualquier práctica de intercambio monetario que suponga un beneficio individual, el pago o cobro de sueldos de cualquier tipo o la realización de actividades comerciales. Pensamos que la ausencia de posibilidad de obtener un beneficio, más allá del comunitario, ha sido uno de los vértices fundamentales para mantener sana y fuerte la colaboración entre las personas que gestionan o visitan el espacio.

Adoptamos por una economía basada en el intercambio y el regalo. Muy pronto hemos descubierto que este es el secreto de una comunidad fuerte, la gente unida por la cooperación.

El recurso principal del proyecto es el trabajo voluntario e desinteresado de muchísimas personas, que regalaron y regalan su tiempo, su creatividad, su esfuerzo a la comunidad.

Todas las actividades son abiertas y gratuitas para conseguir un 100 % de inclusividad.

Y para sufragar gastos, con total transparencia y comunicando claramente las necesidades a cubrir, incitamos las aportaciones monetarias voluntarias en actos festivos puntuales.

LAS 110 LLAVES QUE ABREN EL ESPACIO

Decimos que el mayor éxito de La Plaza es todas las cosas malas que nunca ocurrieron en el seno de un barrio no exento de sucesos violentos y de gente necesitada.

A día de hoy, existen unas 110 llaves que abren el espacio, en posesión de personas que acatan un sencillo protocolo basado en el ideario y en hacerse responsable del espacio.

En caso de que surja cualquier percance, la norma es evacuar el espacio. Disfrutar de este trocito de edén en medio de la ciudad es un acontecimiento diario que sólo se puede dar en buenas condiciones y buen ambiente. No somos fuertes, no somos policías, ni porteros, ni exclusivos, ni privilegiados… La Plaza sólo puede ser lo que juntos hacemos posible en una fórmula de éxito. ¡Ser o no ser Plaza, esa es la cuestión!